La sujeción se realiza mediante un proceso llamado oseointegración, donde el hueso se va formando alrededor dela espiral del implante y haciéndose cada vez más duro ese tejido de manera que lo fija, ofreciendo la firmeza necesaria para soportar la fuerza de la masticación durante muchos años

Los implantes están fabricados en su mayoría de titanio, que es el material más biocompatible e inocuo que existe para el tejido humano. Ofrece buena integración y tolerancia por tejidos blandos.

No se ha demostrado ninguna reacción tóxica ni irritativa.

Durante los meses necesarios para la integración del implantes si pueden sufrirse complicaciones por infecciones de la zona operada, deficiencia de vascularización, alteraciones en la reparación del tejido, tabaco, estrés o sobrecarga funcional.

En estos casos el implantes se retira y se deja regenerar la zona sin ningún problema.

No existen demasiados casos de contraindicación para el tratamiento de implantes. La valoración para realizar o no el tratamiento la determina el dentista o cirujano oral, quien precisara realizar un examen clínico del paciente y de la zona a tratar.

Para ello es necesario la realización de una radiografía panorámica y un TAC dental que nos dará información sobre la cantidad y calidad del hueso para saber qué tipo de implante se utilizaría y si el paciente es un buen candidato.

Siempre habrá que estudiar bien el caso, pero actualmente existen técnicas como la expansión ósea, la elevación de seno maxilar o los injertos óseos que hacen posible el tratamiento de implantes.

La edad no suele ser un inconveniente para la integración del implante. El éxito de la cirugía dependerá de la salud médica del paciente. Por lo que para una correcta evaluación se precisará la historia de salud, medicación que esté tomando, analíticas de sangre, etc . De este modo se valorará la colocación del implante.

Sí es posible colocarlo, pero se recomienda bajar la cantidad de cigarrillos al máximo. En el proceso de cicatrización el tabaco influye negativamente debido a la disminución de circulación sanguínea necesaria para la regeneración del tejido que rodea el implante, especialmente si se realizan injertos óseos.

Es posible siempre y cuando no exista infección activa en la zona del diente que se extrae y si se tiene la suficiente cantidad de hueso.

Cuando se extrae un diente se precisa de un periodo de unos tres meses para que el área del hueso esté formada de nuevo y entonces poder colocar el implante. En el caso de la colocación de un implante inmediato nos ahorramos ese tiempo de espera de regeneración ósea.

Las dentaduras postizas, debido a la fuerza de la masticación, provocan un hundimiento de que hace que la encía y el hueso se vayan retrayendo y se pierda superficie de sujeción. Por ello, con el tiempo, las prótesis necesitan de retoques y rellenos para ir ajustándose a la nueva situación del hueso, a veces siendo muy complicada su estabilidad.

En cambio el hecho de que tengamos implantes hace que haya hueso alrededor de éste del mismo modo que ocurre con un diente natural, ralentizando la reabsorción del hueso y la irritación de la encía y aumentando la densidad ósea.

Para los pacientes diabéticos no suele haber problema siempre y cuando estén controlados todos los índices. Se debe realizar un estudio exhaustivo de la coagulación y los niveles del momento y antes de la cirugía se recomendará un tratamiento antibiótico para prevenir infecciones que dificulten la cicatrización del tejido e integración del implante. Las pautas de control tras la cirugía y colocación las marcará el odontólogo.

La preparación será similar a la que se realiza cuando se extrae una pieza dental, habiendo realizado previamente analítica para verificar que los índices están controlados.

Este protocolo de actuación se realizará mediante su médico en conexión con el odontólogo para la programación de la cirugía.

En principio si la cantidad y calidad del hueso que refiere el paciente es la correcta no habría ningún inconveniente, siempre y cuando el paciente no tome ninguna medicación que impida la regeneración del hueso, como es el caso de los bifosfanatos orales o inyectables.

Se debe dar una valoración específica en cada caso, participando en ella el especialista en la enfermedad ósea y el odontólogo observando la historia clínica y medicamentosa del paciente.

Dependiendo de cada paciente y su anatomía existen varias alternativas que podamos ofrecerle.

Se podría optar por la opción de implantes múltiples que sostienen un puente completo fijo o bien menos implantes que soportarían una prótesis removible.